martes, 4 de septiembre de 2012

Adiós verano.

Una tarde cualquiera mi vida cambió, tumbada en la arena veía nube si nube no. Miles de imágenes de mi cabeza pasaban a mi corazón y entonces todo cambiaba rumbo a estribor. Momentos inolvidables y otros aun por sentir en mi mente revoloteaban dejando mis sueños atrás en el lejano horizonte, volviéndolos pequeños y aumentando las ganas de reír, de vivir. 
Me di cuenta de que todo acababa y que el verano ya se deja arrastrar por la suave brisa que todo lo empieza a inundar, los vientos fríos, los labios y pies helados, el chocolate caliente ahora sustituye al más sabroso helado.