miércoles, 23 de enero de 2013

¿Dónde está el camino?

Querido unicornio de alas blancas he quedado en sueño profundo para hablarte de algo que me invade como ácido. ¿Te acuerdas de él, ese que tanto te decía que me hacía feliz, ese que se hacía notar como brisa suave en una noche de verano, del que nunca quería hablar por miedo a decir más de lo que podía demostrar, ese al cual amo sin dudar un segundo de mi existencia? Pues se ha ido, se ha esfumado como corriente fría de agua dejando mi cuerpo helado y sombrío. ¿Cómo me siento? Pues me extraño de mí, no me reconozco frente al espejo, me aturde mirar hacia delante y ver que él se sitúa tras de mi y no camina conmigo, me siento como ser fuera de su lugar, enfadada conmigo por dejarle ir y culpable por no poder hacer nada para retenerlo a mi lado ya que él insiste en emprender su marcha. Y sin saberlo mi camino en ese momento se volvió gris y me da miedo seguir pues sin él no hay luz, sin él cada estrella pierde su brillo especial, su retorno reflejo en el mar. Ya no veo a nadie en el espejo solo una sombra gris, un unicornio gris. ¿Hacia dónde seguir? No lo sé, pero en el mundo real no puedo parar el tiempo para pensar ni volver atrás para reparar el daño.

Bye.



Te alejaste como nube llevada por el viento y no me dijiste ni un solo adiós y ahora navegas por los cielos mostrando tu gran esplendor. Adiós nube, nube de amor, esa que me protegía del exceso de temor al caer el sol. Un nuevo día para ti llega y nuevamente llega el calor de los rayos pero desde que te alejaste aquí sigo yo en el mismo tiempo y espacio contemplando otras nubes que no quiero ni mirar. Eras una simple nube más en el cielo para mortales pero para este bicho raro eras la más perfecta del cielo azul, me hacías brillar como estrella que sola en la noche oscura que intenta iluminar todo el cielo, pero te vas, te alejas, me dejas y ahora, ¿quién cuidara a este pobre bicho en las tormentas?