lunes, 23 de diciembre de 2013

Doble cara o nada.

Aprender a cada paso que das una nueva sensación de vida, mirando con ojos tapados las ilusiones que ofrece el mundo para nunca despertar y ver la temida realidad. Una realidad vacía de alma, vacía de sensaciones, más bien monótona y sombría, llena de engaños y mentiras.
Siempre pensando en lo mejor para el resto, ¿verdad? Intentando no hacer daño e imaginando lo que espera al cruzar la cortina de humo que los demás interponen para ocultar tras ella lo que verdaderamente les gusta jugar con todo lo referido a ti. 
Así pasa todo en esta maravillosa realidad, en este esperanzado mundo de humildad y honradez.


domingo, 22 de diciembre de 2013

Tan frágil como colgar de un fino hilo en llamas.

¿Quién adivinaría y me diría que esto que siento es algo incomprensible, algo maldito, que quema por dentro como el fuego más ardiente en una chimenea de invierno?
¿Quién supondría y me gritaría en mitad de un claro de serenidad que acabaría así, tan confundida y decidida a la vez, tan tranquila y egoísta como yo sola?
Solo decir que esto todavía no ha empezado y cuando llegue el momento estallará como fuego artificial. Pero, ¿qué culpa tengo yo de desear lo que deseo y de querer lo que quiero? ¿Tan malo es querer dejar vivir algo que camina por si solo ya? ¿Tan malo es desear acabar de una vez y olvidar aquello que atormenta? Decidme queridos corazón y ansias de deseo, ¿tan malo es seguir vuestro instinto? ¿Debería dejarme caer para así evitar avanzar por el camino incorrecto que me marcáis?

martes, 17 de diciembre de 2013

Jamás se podrá evitar caer.

Me mata lentamente caminar sobre algodón de azúcar, me mata volar sobre lo que parecen ser bellas nubes sabiendo que tarde o temprano caeré a un vacío amargo y sombrío, donde más allá del largo de mi brazo nada puedo ver.
Me mata lentamente ver pasar los días, dejando en las huellas de sus pasos los secretos mejor guardados del mundo, las lágrimas mejor ocultas del universo.
Y a pesar de que todo aquello que me mata es lo que me rodea me aferro a quien su mano estiende para no dejarme caer. Aprendo a dar cada nuevo paso de vida con pies de plomo, asegurando que aquello que hay debajo de mi no se derrumba y avanzando otra vez hasta esas nubes de algodón que empezarán con el ciclo de desastres.