jueves, 27 de marzo de 2014

Camino de clavos.

Me pongo a escribir mil y una palabras de las que terminan arrugadas en papel sin más uso que el desahogo. Me pongo a pensar en cómo sería todo con esas ideas totalmente claras y me doy cuenta más tarde que temprano de que el problema soy yo. Mis pensamientos, mi sentimientos, mis deseos,... no son más que problemas, uno detrás de otro se abalanzan sobre mi y me hunden en el camino final de este ciclo de vida.
Bienvenida me dijeron al llegar, comienza de nuevo y no te rindas cuando tropieces me dijeron al andar y ahora solo me animan a terminar de no muy buena manera.
Si supiera que hacer acabaría derrotada a tus dulces encantos de demonio, acabaría vendiendo mi alma al diablo sin más que pedir a cambio la vida joven y eterna para llegar a esa época de cambio donde mueres sin que de tiempo a pestañear, viendo como unos y otros sufren y derraman sus ideas en ríos de sangre para alimentarse de una pequeña bocanada de aire.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Recuerdos de un pasado que quedó guardado. (Parte 2)

¿Qué importan ya unas cuantas lágrimas más? Da igual el cómo o el porqué. 
Acostumbrada a tantas cantidades de relámpagos cayendo sobre mi cuerpo, acostumbrada a no poderme resguardar de la fría e intensa tormenta que me persigue a cada paso que intento dar hacia la siguiente parada. Estúpida de mi por creer en algo que nunca se dio en ningún libro.


Recuerdos de un pasado que quedó guardado. (Parte 1)

Estoy harta ya de intentar convencerme de que no lloraré más y hacerlo cada noche olvidándome de mi promesa. Estoy cansada de intentar hacer todo bien haciendo daño a quienes más quiero para terminar haciéndome daño yo misma. 
Estoy muriendo por dentro, marchitándome como flor sin vida y, ¿qué puedo hacer ya si reír no funciona? Me siento tan agotada de tanto intentar estar bien que a cada sonrisa le corresponde un suspiro y una lágrima de mi alma. 
Por más que me digo una y otra vez que si, yo no estoy hecha para esto.


lunes, 17 de marzo de 2014

Esas mariposas de la caja del alma.

Ni tú ni yo ni nadie sabe lo que siento por dentro cuando me dices algo que de verdad me apetecía escuchar, cuando me dices algo importante y se empiezan a escapar esas mariposas de la caja del alma. Esas vidas tan diminutas que empiezan a desplegarse por mi pecho y a hacerme sentir en el cuerpo algo tan extraño y tan bonito al cerrar los ojos. Aún no comprendo la razón ni se el comienzo pero me encanta que mezcles mis manos con mi corazón y mi mente con mi ombligo. ¿Sabes qué? Me apetece hacer de mis lágrimas ríos pues me siento vacía sin ti, me siento inerte, me siento como árbol de ramas secas esperando poder revivir cuando vengan tiempos mejores. Me apetece llorar porque al dar la vuelta en la cama no veo ni tus ojos ni tu sonrisa, no te veo a ti. Desearía tanto encontrar tus labios a escasos milímetros de los mios y gritarte susurrando que muero por uno de tus besos, por un abrazo, por una caricia o por un simple te quiero.

sábado, 15 de marzo de 2014

Pensar mientras descubres el destino de un viaje de vida.

Dime quién estuvo allí cuando aquella niña moría deseando la muerte más cruel, gritando una y otra vez lo mucho que añoraba no tener conciencia y vivir en una burbuja a prueba de balas.
Ahora apareces como viento que se lleva la niebla y aclara la visión del mundo, limpia el aire, limpia mi alma, limpia mi corazón y sana mis heridas.
Hacía tanta falta en mi algo que inundase lo que más odiaba tener, siendo por este orden: recuerdos, dolor y temor.
Atrás quedó aquella que ni con ojos abiertos dejaba de ver un oscuro horizonte, atrás quedó la niña dulce que odiaba por dentro y mataba con puñales de rencor.
No dejo de ser alguien que pertenece al lado temido de las personas en cualquier historia, solo dejo de pertenecer a los que aún lloran tras un día de fracasos porque después de un día sigue otro y, ¿si el tiempo decide cuando parar porque debo de ser yo quien este todo el rato pensando en ello?