martes, 29 de abril de 2014

Fue y no continuó.

Hacíamos realidades de mentiras, alimentábamos vida de solo sueños sin censura.
Hacíamos que destruir el mundo fuese fácil, que quemar corazones delante de mentes rotas fuese divertido.
Hacíamos que alegría y muerte estuviesen unidas, se comentaban.
Yo era la oscura y ella la fantástica, yo era la optimista y ella la suicida.
Éramos como dos gotas de agua, simétricamente perfectas, unidas y creadas por minuciosos deseos y grandes expectativas. 
Éramos lágrimas que nunca se deshacen en agua, distintas y siempre siniestras en nuestras historias, surrealistas y caprichosas a la hora de realizarnos como personas.
Éramos y solo éramos, pues la traición la llevaba en vena y aún no tengo cuenta de si mi oscuridad fue a ella para matarla.

domingo, 13 de abril de 2014

Gran vía de destinos.

Una acera al lado de otra, con una gran carretera sin transitar en mitad del desierto, sin más que suelo seco y calor del más tierno sol en la mañana. Tu seguías un destino y yo seguía lo que tú decidiste seguir. 
Sin mirar un segundo atrás, me ignorabas aunque todo tú quisiese dar la vuelta y abrazarme. Tu atrevida risa cuando intentaba hacer que parases y me mirases a los ojos me hacía contener mis ganas de besarte otra vez. 
Ahora caigo al suelo y vuelta a empezar, tú a un lado y yo a otro, esta vez ni carretera ni destino, solo envolviéndonos en lágrimas y rotas telas enfrentándonos a aquel extraño lugar que dejó de ser carretera para pasar a ser infierno ardiente sin más que heridas de olvido.