Una sonrisa, 365 lágrimas.

El primer día de mi vida.

Enganchada al solsticio de verano, deseando atrapar el invierno, luchando por lo que más amaba, retando al tiempo, retando a los sueños.

Día dos.

Sin saber más que lo veía y sin comprender más de lo que deseaba, todo cambió. Todo dejó de ser como era, todo lo bueno desapareció. Huérfana de vida, huérfana de conciencia.

Día tres.

Hay amores de amor y amores de capricho, hay gente que ama y gente que desea ser amada, el resto solo espera que llegue cuando haga falta, nunca cuando moleste.
Hace tanto que no llama a mi puerta, hace tanto que deje de desear que llamase.

Día cuatro.

Recuerdo cada uno de nuestros momentos juntos, los recuerdo como si no estuvieses lejos de mi, como si estuvieses ahora a mi lado. Pienso que, tal vez, cualquier tontería te convierta en mi blanco al que apuntar.
Y todo porque tengo miedo, miedo de que vuelvas a ese día que nos conocimos, miedo a que vuelvas y niegues la historia.

Día cinco.

Tu estima me agota, me mata, me seduce, como blanco fácil, como sueño oscuro, como sonrisa perdida.

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